La guerra: ¿la salud del Estado? Lo que nadie te cuenta

La guerra: ¿la salud del Estado? Lo que nadie te cuenta

A lo largo de la historia, el Estado y la guerra han estado íntimamente ligados, formando una relación simbiótica que ha moldeado las estructuras sociales, económicas y políticas de las naciones.

"El Estado nace en la guerra. El Estado crece en la guerra"

es una premisa que no solo refleja el origen violento de la mayoría de los Estados, sino también su continua dependencia en los conflictos para consolidar su poder. En este artículo exploraremos cómo el Estado se legitima a través de la guerra, utilizando el lenguaje bélico para justificar sus políticas y encubrir crisis económicas, muchas de las cuales son producto de sus propias acciones.

El Estado: ¿el crimen organizado legítimo?

La formación de los Estados modernos encuentra sus raíces en la guerra. Durante siglos, los imperios y las naciones se construyeron a partir de la conquista, la defensa territorial y la imposición de un poder centralizado. El Estado, en su concepción más básica, fue la organización que surgió para garantizar la seguridad de un territorio y sus habitantes frente a amenazas externas. Sin embargo, esta necesidad de defensa pronto se transformó en un mecanismo de control y expansión. Las guerras permitieron a los primeros Estados consolidar su poder al interior de sus fronteras, aplastar la disidencia y generar lealtades a través del miedo y la cohesión en tiempos de crisis.

A medida que las estructuras estatales se consolidaban, las guerras no solo se convirtieron en un instrumento de poder, sino en una herramienta para legitimar su existencia.

El Estado crecía en la guerra, ya que durante los conflictos se justificaban impuestos más altos, mayor control sobre los recursos y la centralización del poder. El miedo a un enemigo externo proporcionaba la excusa perfecta para que los gobernantes acumularan autoridad y, en muchos casos, permanecieran en el poder.

La guerra para legitimarse

El Estado moderno no solo nació de la guerra, sino que continúa utilizando el conflicto como un medio para reforzar su legitimidad. Sin guerras, reales o simbólicas, el Estado se enfrenta al reto de justificar su monopolio del uso de la fuerza y su control sobre los recursos.

Para superar este obstáculo, el Estado recurre al concepto de guerra de una manera más abstracta, pero igualmente efectiva. Aquí es donde surge la retórica de la "guerra" en su sentido figurado: guerra contra las drogas, guerra contra la pobreza, guerra contra el terrorismo. Cada una de estas "guerras" cumple una función similar a los conflictos armados tradicionales: movilizar a la sociedad en torno a una causa común, legitimar políticas de control y represión, y justificar gastos y medidas que en tiempos normales serían impopulares o inaceptables.

El uso de la palabra "guerra" no es casual. El Estado necesita la guerra, aunque sea una guerra simbólica, para justificar su existencia y mantener su estructura de poder. Este lenguaje bélico refuerza la idea de que la sociedad está en constante peligro, y que solo el Estado tiene la capacidad de defender a la ciudadanía. Esta estrategia también fomenta la noción de que todo desacuerdo con las políticas estatales es, en esencia, una traición o una amenaza a la seguridad colectiva, lo que permite deslegitimar a los opositores.

El uso del lenguaje como herramienta de control

El lenguaje no es neutral, y el Estado lo sabe bien. Al hablar de "guerra contra las drogas", el Estado no solo está describiendo una serie de políticas de seguridad, sino que está construyendo un marco conceptual en el que la lucha contra el narcotráfico se convierte en una cuestión de vida o muerte. Esto permite justificar medidas extremas, desde el endurecimiento de las penas hasta la militarización de las calles, presentándolas como necesarias en una "guerra" que no admite medias tintas.

Lo mismo ocurre con la "guerra contra la pobreza". En este caso, el Estado asume el papel de salvador, situándose como la única entidad capaz de erradicar una condición estructural que, paradójicamente, muchas veces ha sido exacerbada por sus propias políticas económicas. El Estado, mediante el uso estratégico del lenguaje, se convierte en la solución a los problemas que él mismo ha contribuido a crear, perpetuando así su legitimidad y poder.

Las guerras como escudo en tiempos de crisis

En tiempos de crisis económica, el Estado ha demostrado su habilidad para utilizar la guerra, ya sea real o simbólica, como un escudo protector frente a las críticas. Históricamente, las guerras han servido como una válvula de escape para las tensiones internas derivadas de recesiones, desigualdades o colapsos financieros. Por ejemplo, tras la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial proporcionó a las economías de Estados Unidos y Europa un respiro, al tiempo que movilizaba recursos y generaba empleos en industrias militares. En la actualidad, aunque los conflictos bélicos han disminuido en número y escala, el Estado sigue utilizando la retórica bélica para desviar la atención de los problemas económicos internos.

Cuando las políticas fiscales fallan, cuando el desempleo aumenta o cuando la deuda pública se dispara, el Estado puede recurrir a la "guerra" como un mecanismo de distracción. Ya sea una guerra real, como las invasiones o intervenciones militares, o una guerra simbólica contra amenazas como el narcotráfico o el terrorismo, el resultado es el mismo: desviar la atención de las fallas internas y proporcionar una narrativa de unidad y sacrificio colectivo. El Estado se presenta como el protector de la nación, el único capaz de guiar al pueblo a través de las tormentas, aunque muchas de estas tormentas sean producto de sus propias políticas.

Razonamientos finales

El Estado y la guerra comparten una relación fundamental que ha dado forma a la historia de la civilización. Desde sus orígenes, el Estado ha utilizado la guerra no solo como un medio de expansión, sino como un mecanismo de legitimación. Hoy en día, aunque los conflictos armados tradicionales son menos frecuentes en muchas partes del mundo, el Estado sigue utilizando la retórica bélica para justificar su existencia, mantener su control y encubrir sus propias fallas. La guerra, ya sea real o simbólica, sigue siendo uno de los aliados más poderosos del Estado, y mientras esta relación continúe, el poder estatal seguirá creciendo y adaptándose a las circunstancias.

¿Por qué crees ahora que las guerras como la de Ucrania o todo el conflicto de oriente medio están sucediendo en realidad? ¿Quién busca generarlas? ¿Quién se beneficia de ellas en realidad?

Y a nosotros ¿Nos beneficia en algo esas supuestas guerras? ¿Nos hacen vivir mejor o peor? ¿Nos hacen tener mejor o peor economía? ¿Qué ganamos nosotros como ciudadanos?

... Y ¿Quién paga esas guerras?

Bibliografía y recursos para profundizar

  • Charles Tilly - Coercion, Capital, and European States, AD 990–1990 (1990)
    • Relevancia: Tilly argumenta que los Estados modernos se formaron y consolidaron a través de la guerra y la coerción. Su tesis de que "la guerra hace al Estado y el Estado hace la guerra" es fundamental para comprender cómo el conflicto ha moldeado las instituciones estatales.
    • Temas clave: Formación del Estado, guerra, coerción, legitimidad, Europa.
  • Michel Foucault - Seguridad, territorio, población (1978-1979)
    • Relevancia: Schmitt explora la idea de que la distinción entre amigo y enemigo es esencial para la política y que el Estado depende de esta lógica para definir su existencia y legitimidad. La guerra, en este sentido, es una manifestación del conflicto político y del poder soberano del Estado.
    • Temas clave: Política, guerra, soberanía, legitimidad, enemigo.
  • Randall Collins - +Conflict Sociology: Toward an Explanatory Science (1975)
    • Relevancia: Collins ofrece una teoría sociológica del conflicto, mostrando cómo las sociedades y los Estados utilizan el conflicto como un medio de cohesión interna y control social. Este enfoque es útil para entender cómo el Estado utiliza tanto conflictos externos como internos para consolidar su poder.
    • Temas clave: Sociología del conflicto, poder, cohesión social, control.
  • David Harvey - El nuevo imperialismo (2003)
    • Relevancia: Harvey conecta la expansión militar y los conflictos bélicos con la necesidad del capitalismo de encontrar nuevas fuentes de acumulación. Explica cómo el Estado y las guerras se utilizan para gestionar las crisis económicas y redistribuir recursos a favor de las élites.
    • Temas clave: Imperialismo, capitalismo, guerra, economía política.